|
![]() |
|
|
|
"El ajedrez es demasiado juego para ser una ciencia, y demasiado
ciencia para ser un juego" Gottfried Wilhelm Leibnitz
(1646-1716).
¿Es el ajedrez un juego? En forma personal, me atrevo a contestar negativamente (1). Todos sabemos que se trata de una lucha entre dos bandos, cuyo objetivo es dar jaque mate al rey rival. Quien primero lo logra, se adjudica la victoria. Y si esta meta no puede alcanzarse, se declaran tablas. Pero entre todos los juegos existentes hasta el presente, el ajedrez posee tres peculiares características que lo distinguen claramente del resto:
Y las matemáticas comparan los más diversos fenómenos y descubren las analogías secretas que los unen, afirmó Joseph Fourier (1768-1830). Ahora bien, si en el ajedrez no participa el azar y la cantidad de combinaciones es finita ¿qué tiene de juego? Simplemente, la imposibilidad humana actual de poder abordar todas las variantes posibles (es una cifra sólo comparable con el número de átomos que hay en el universo conocido). El ajedrez comenzó siendo totalmente un juego para ir transformándose cada vez más con el transcurso del tiempo en una ciencia. El ajedrez actual es un juego misterioso, es un misterio difícil de explicar, sostiene el Gran Maestro argentino Pablo Adrián Zarnicki. Todos suponemos que tiene un límite en cuanto a las posibles jugadas. Es decir, estamos de acuerdo en que es finito. Pero a la hora de demostrarlo ocurre todo lo contrario: todavía la computadora no logró superar al hombre, ni tampoco demostrar que exista, de principio a fin, una secuencia de movidas exactas que lleguen a un resultado determinado. Y acota que en los últimos tiempos se avanzó principalmente en el estudio de las aperturas, pero aun así queda mucha tela por cortar. Nadie puede aseverar que tal o cual apertura o defensa estén refutadas (4). Cuatro meses después nos advierte que las máquinas, las computadoras, son terribles monstruos que avanzan sin piedad. Enarbolando la bandera de la ayuda tecnológica, nos invaden. Es cierto, nos ayudan, pero qué sensación de impotencia nos causan. El que era nuestro mundo del ajedrez, ahora lo compartimos con las "latas". Pero no nos olvidemos de que a estos bichos los programamos los humanos (5). Por todo lo expuesto hasta aquí, considero que al ajedrez le cabe lisa y llanamente la aplicación del método científico (observación, hipótesis, experimentación, e inducción) para poder desentrañar todos sus secretos, y abandonar definitivamente la idea de juego misterioso. La cibernética, a través del cálculo profundo, es la génesis del ajedrez que imperará en el siglo XXI: el ajedrez científico. El ajedrez científico no es la confrontación entre dos genios del tablero que vuelcan en él mediante una partida viva todos sus conocimientos, sabiduría, estrategia, táctica, arte, intuición y psicología. Es tan sólo el estudio profundo y cibernético de dieciséis piezas contra otras dieciséis, respetando las reglas del juego, pero prescindiendo de participantes y colores, de biografías y antecedentes, de tratados y bibliotecas, de historia y tradición. Cualquier situación, inclusive la menos pensada y esperada, podrá hacer su insólita aparición en lo futuro. Dios mueve al jugador, y éste, la pieza, nos regaló en un inmortal poema Jorge Luis Borges (6). En el próximo siglo, y ante la atenta mirada de Dios, la cibernética moverá la pieza y deslumbrará al jugador. Cabe señalar que, elucubrando sobre el ancestral enigma de sí existe el mejor movimiento de cada color desde el comienzo hasta la conclusión de la partida, yo mismo he concebido y elaborado una teoría al respecto (7), gracias a los supremos auxilios y recursos que me ha brindado la tecnología. Quien añade ciencia, añade dolor, reza sabiamente un texto bíblico. Nos cabe entonces preguntar: ¿es una postura masoquista, o tal vez sadista, emprender tal actitud? Personalmente, creo que es la empresa más valiente y más adulta que el ser humano pueda enfrentar, aun a costa del sufrimiento, aun a costa del intenso dolor producido por un colosal ataque a nuestro narcisismo. Estudiemos. Investiguemos. Luchemos por alcanzar nuestro objetivo,
aunque suframos. En la búsqueda de la verdad aprenderemos a sufrir. Y el
que sabe sufrir, sufre menos.
Buenos Aires, julio de 2000
Referencias bibliograficas
|
infofada@ajedrezargentino.com.ar | ||||||
|
Portada | Torneos | Calendario | ELO | Servicios | Afiliacion | FADA. | Resoluciones | Informes | Tesoreria | Entidades | Autoridades | Estatuto |
|
Rubén Casafús FIDE Master |